Intolerancia a la lactosa: conocéla de cerca
Seguro que habéis oído hablar en varias ocasiones de la intolerancia a la lactosa, ya que es mucho más conocida ahora que tiempo atrás.
Últimamente se habla mucho más sobre la intolerancia a la lactosa, ya sea porque se ha mejorado el diagnóstico o ha aumentado el número de personas que la padecen. En este artículo os voy a explicar en qué consiste esta intolerancia y cómo tratarla y alimentarse para cubrir los déficits nutricionales que pueden aparecer si no se pueden consumir ciertos alimentos que contienen lactosa.
-
¿Qué es la intolerancia a la lactosa y qué síntomas provoca?
-
Para entender qué es la intolerancia a la lactosa, debemos definir estos dos conceptos: la “lactosa” y la “lactasa”. Por un lado, la lactosa es un azúcar que contienen las leches de los mamíferos (vaca, oveja, cabra y humana) y, por otro lado, la lactasa es una molécula llamada “enzima” que genera nuestro cuerpo y se encarga de “romper” el azúcar lactosa para que queden dos azúcares más pequeños (la glucosa y la galactosa) y así estos se puedan absorber en nuestro intestino. Una vez explicado esto, resulta más fácil entender que una persona con esta intolerancia no tolera la lactosa porque no dispone de suficiente lactasa, por lo que la lactosa no se puede romper ni absorber. Este proceso puede generar hinchazón y distensión abdominal, diarreas, dolor abdominal, gases y flatulencias, entre otros. Puede producirse por causas genéticas o secundarias a otras enfermedades como la celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal…
-
¿Por qué conviene diagnosticarla y tratarla precozmente?
-
Si se tarda en detectar la intolerancia a la lactosa, la mucosa del intestino puede verse afectada, provocando un empeoramiento en la absorción de la lactosa, así como la aparición de otros síntomas como el cansancio, alteraciones del sueño y la concentración, etc.
-
¿Cómo se detecta ?
-
Para elaborar el diagnostico existen varios tests, como el test del hidrógeno espirado (se ingiere lactosa y se mide el nivel de hidrógeno en aliento) y el test sanguíneo (se mide la glucosa en sangre antes y después de ingerir lactosa).
-
¿Cómo tratar la intolerancia a la lactosa?
-
El tratamiento consiste básicamente en evitar el consumo de lactosa, lo que lleva a no consumir alimentos lácteos y todos aquellos que contengan leche o algún componente lácteo en su composición. Eso sí, hay distintos grados de intolerancia a la lactosa, y de ello dependerá si la dieta debe ser más o menos estricta. Hay personas que pueden tolerar bien pequeñas dosis de lactosa diaria, como tomar dos yogures, siempre que se ingieran en momentos distintos a lo largo del día. Los lácteos (leche, queso, yogures) son ricos en calcio y vitamina D. Por ello, quién padece esta intolerancia y deja de consumir lácteos, para no tener deficiencia de estos nutrientes debería aumentar el consumo de otras fuentes de calcio y vitamina D sin lactosa, como pueden ser los siguientes:
-
Calcio: sardinas, salmón, espinacas, gambas, tofu, gambas, judías, brócoli, col, etc.
-
Vitamina D: exponerse al sol, aceite de hígado de bacalao, angulas, arenque, atún, bonito, salmón, langostino, etc.
-
En el mercado podéis encontrar alimentos lácteos sin lactosa, pero ¡atención!: es importante que aquellas personas que padezcan una intolerancia a la lactosa más severa revisen si el producto es “bajo en lactosa” (contiene una pequeña cantidad) o es completamente “sin lactosa”. Para terminar, otro aspecto a tener en cuenta por parte los intolerantes a la lactosa es que algunos medicamentos que tomen pueden tener en su composición la lactosa como conservante. Para cualquier duda que podáis tener, acudir a vuestro médico ya que es quién mejor os la puede resolver. Si tienes cualquier duda sobre la intolerancia a la lactosa puedes mandar tu pregunta a un dietista nutricionista que te responderá y asesorará.